Le llamaremos Ge. Era una joven secretaria que trabajó en la FA.
De aquí tengo tema para otros tres o cuatro relatos (con otro tanto número de protagonistas).
Ge era casada y tenía dos hijos, obviamente pequeños. Incluso yo conocía al marido.
Por motivos que desconozco, ella quería darme las nalgas; que me la cogiera, pues...
Así que un día ella iba a viajar al interior de la República y la llevé a la terminal de autobuses; allí de plano me dio un beso en la boca.
Perdió el bus y nos dirigimos en mi auto al hotel Montreal, que está casi enfrente de la Central del Sur.
Estaba bien riquita la Ge.
Por esas épocas me andaba cogiendo a otra secre de la propia FA, digamos Is, quien, con esa intuición femenina, una tarde me preguntó si me había ido con la Ge.
Obvio, le dije que no.
Y, como no me creyó, me recomendó que la dejara porque quería deshacerse del marido...
Santo remedio, nunca más acepté "salir" con la Ge.
En esa época no era FA, sino ENA (Escuela Nacional de Arquitectura).
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De diarios e imaginarios –la policía puta–
Andaba de parranda con unos jóvenes proveedores que contribuían a alguna de mis colecciones de arte.
Por motivos que desconozco, uno de ellos se puso muy necio y me obligó a salir del bar y acudir a un cajero automático con el objeto de retirar dinero para saldar una deuda. Eran alrededor de las dos de la mañana.
A dicho sitio acudió una patrulla en la que iban tres elementos, dos de los cuales eran hombres...
Platiqué con ellos y no recuerdo bien si acordamos que retuvieran al aferrado vendedor que, incluso una vez que ya le había yo pagado lo que le debía, continuaba jodiendo.
El hecho es que el tercer acompañante de la unidad resultó ser una mujer.
Entonces, en medio de la medio borrachera, le dije al oficial de mando que, en atención a su "apoyo" les iba a dar un dinero. Al tiempo que le daba los billetes, le comenté que le daría un poco más pero con la condición de que me quedara a solas con la dama unos minutos; a lo que, después de consultarlo, accedieron.
Así que le arrimé una deliciosa cogida al elemento policial femenino, quien por cierto me la mamó al más puro estilo de las putas de la calle.
Todo esto ocurrió en los asientos posteriores del auto oficial, estando los policías y el borracho cobrador a unos metros de distancia, los suficientes, creo yo, como para que no percibieran la actividad sexual al interior del vehículo.
Ésta ha sido una de las veces que cogí en un ámbito relativamente público...
Porque... ha habido otras...
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De diarios e imaginarios
A una de mis secretarias sí tuve que cogérmela...
Llegó una tarde y me dijo que se sentía medio depre por su avanzada edad (26 –yo debía andar en los 40–) y que se sentía fea y cosas así.
Yo estaba medio ocupado peeeero me incorporé y la tomé de las manos y le comenté que no era así, que tenía cosas bonitas y entonces la volteé y la abracé por detrás y comencé q acariciarle los senos mientras le decía: –¿ves? Estos, por ejemplo, los tienes bonitos...
–Gracias, arquitecto –me contestó sin oponerse a mis toqueteadas.
De ahí a meterle la verga fue relativamente sencillo.
Aclaro que era casada.
Cada vez que me la quería coger, le pedía que subiera a mi oficina y que pusiera el seguro. Era como que la "señal"... le preguntaba ¿cómo estás? Y ella me contestaba 'ya, mejor...' y comenzaba a fajármela...
Acabábamos cogiendo en el sillón.
Le estuve metiendo la verga como un año (en esa época estuve separado alrededor de 6 meses de mi esposa)...
Algunas semanas me cogía a mi secre cada tercer día y hubo un par de semanas que me la cogí diario. Incluso un día (recuerdo perfectamente: un viernes 30 de junio) me la cogí tres veces: mañana, tarde y más tarde (me vine 4 veces, rompiendo un récord que nunca igualé –una vez en Monterrey cogí con dos putas y a una de ellas le arrimé dos palos, por lo que fueron 3 orgasmos en un día– pero de esto contaré en otra ocasión).
Cuando regresé con mi mujer, ésta decidió correr a la secretaria (yo no me opuse) quien demandó a la empresa. De alguna forma, al pagarle, se "cobró" el haberme dado las nalgas.
De secretarias hay otras historias (como 12 ó más)
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De diarios e imaginarios –hermanas–
Es muy caliente el hecho de haberle metido la verga a dos hermanas, mismas que fueron mis nalguitas (o sea: que me las cogí) en más de tres ocasiones: muchas más.
Una de ellas era mi amiga intelectual, con la que compartía conocimiento y cultura.
Una noche, después de acudir a una fiesta en la que bailamos danzón y demás ritmos cachondos, continuamos fajando como locos hasta que le lamí su vagina; ella terminó haciéndome una deliciosa mamada de verga.
A partir de ahí, cogíamos aproximadamente una vez al mes...
Y esto fue así durante un par de años. Ella era una de mis nalguitas (es decir: amiga con derecho a coger).
La hermana (menor) se me ofreció en una llamada telefónica. Sabía perfectamente que me andaba cogiendo a la mayor...
Quería recibir verga y... tuve que darle su atención. La primera vez que cogimos me vine 3 veces en ella. Hecho muy importante de destacar porque esto sólo lo he logrado con otras dos de mis nalguitas.
Muuuuchos años después, cogí continuamente con esta última; lo hicimos más o menos una vez cada 15 días durante unos 5 ó 6 meses.
Aclaro que no cogí con ambas en simultáneo.
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De diarios e imaginarios –Gladis–
Gladis era una cantante de música afroantillana.
Pienso que alguna vez anduvo vedeteando.
Mulata, originaria de Cuba...
Cogimos de una manera extraña...
Acudía yo con frecuencia al bar donde ella actuaba.
Una noche, en la que había muy poco público, decidió sentarse a nuestra mesa...
Casi siempre iba a ese lugar con un amigo.
De repente, sin saber cómo (y como suele suceder en estos casos), ella y yo ya sabíamos que acabaríamos en la cama.
Por motivos que no recuerdo, y aunque, al cierre del centro nocturno, la llevé a su casa, esa noche no cogimos. Establecimos una cita en horas más tempranas para uno o dos días después.
Y allá fui.
Estaba atendiendo ella a una amiga que, creo, tenía necesidad de dinero...
Esperé un largo y angustiante tiempo en el que despachó a la chica.
De ahí, se duchó y salió con un baby doll transparente y, obvio, sin nada abajo...
Introduje mi verga en sus tres orificios disponibles...
Fue una mujer ricurita. Todavía me calientito al recordarla.
De ahí nos fuimos a la muestra de cine.
Yo iba presumiendo a mi vedette.
Después de la función la llevé a cenar y terminamos en su casa en un segundo revolcón por ese día...
Estuvimos cogiendo por unos meses...
Era un mujerón.
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Continuará