miércoles, 16 de septiembre de 2020

De diarios e imaginarios –primera recopilación–


Le llamaremos Ge. Era una joven secretaria que trabajó en la FA.

De aquí tengo tema para otros tres o cuatro relatos (con otro tanto número de protagonistas).

Ge era casada y tenía dos hijos, obviamente pequeños. Incluso yo conocía al marido.

Por motivos que desconozco, ella quería darme las nalgas; que me la cogiera, pues...

Así que un día ella iba a viajar al interior de la República y la llevé a la terminal de autobuses; allí de plano me dio un beso en la boca.

Perdió el bus y nos dirigimos en mi auto al hotel Montreal, que está casi enfrente de la Central del Sur.

Estaba bien riquita la Ge.

Por esas épocas me andaba cogiendo a otra secre de la propia FA, digamos Is, quien, con esa intuición femenina, una tarde me preguntó si me había ido con la Ge.

Obvio, le dije que no.

Y, como no me creyó, me recomendó que la dejara porque quería deshacerse del marido...

Santo remedio, nunca más acepté "salir" con la Ge.

En esa época no era FA, sino ENA (Escuela Nacional de Arquitectura).

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De diarios e imaginarios –la policía puta–


Andaba de parranda con unos jóvenes proveedores que contribuían a alguna de mis colecciones de arte.

Por motivos que desconozco, uno de ellos se puso muy necio y me obligó a salir del bar y acudir a un cajero automático con el objeto de retirar dinero para saldar una deuda. Eran alrededor de las dos de la mañana.

A dicho sitio acudió una patrulla en la que iban tres elementos, dos de los cuales eran hombres...

Platiqué con ellos y no recuerdo bien si acordamos que retuvieran al aferrado vendedor que, incluso una vez que ya le había yo pagado lo que le debía, continuaba jodiendo.

El hecho es que el tercer acompañante de la unidad resultó ser una mujer.

Entonces, en medio de la medio borrachera, le dije al oficial de mando que, en atención a su "apoyo" les iba a dar un dinero. Al tiempo que le daba los billetes, le comenté que le daría un poco más pero con la condición de que me quedara a solas con la dama unos minutos; a lo que, después de consultarlo, accedieron.

Así que le arrimé una deliciosa cogida al elemento policial femenino, quien por cierto me la mamó al más puro estilo de las putas de la calle.

Todo esto ocurrió en los asientos posteriores del auto oficial, estando los policías y el borracho cobrador a unos metros de distancia, los suficientes, creo yo, como para que no percibieran la actividad sexual al interior del vehículo.

Ésta ha sido una de las veces que cogí en un ámbito relativamente público...


Porque... ha habido otras...

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De diarios e imaginarios


A una de mis secretarias sí tuve que cogérmela...


Llegó una tarde y me dijo que se sentía medio depre por su avanzada edad (26 –yo debía andar en los 40–) y que se sentía fea y cosas así.

Yo estaba medio ocupado peeeero me incorporé y la tomé de las manos y le comenté que no era así, que tenía cosas bonitas y entonces la volteé y la abracé por detrás y comencé q acariciarle los senos mientras le decía: –¿ves? Estos, por ejemplo, los tienes bonitos...

–Gracias, arquitecto –me contestó sin oponerse a mis toqueteadas.

De ahí a meterle la verga fue relativamente sencillo.

Aclaro que era casada.


Cada vez que me la quería coger, le pedía que subiera a mi oficina y que pusiera el seguro. Era como que la "señal"... le preguntaba ¿cómo estás? Y ella me contestaba 'ya, mejor...' y comenzaba a fajármela...

Acabábamos cogiendo en el sillón.


Le estuve metiendo la verga como un año (en esa época estuve separado alrededor de 6 meses de mi esposa)...

Algunas semanas me cogía a mi secre cada tercer día y hubo un par de semanas que me la cogí diario. Incluso un día (recuerdo perfectamente: un viernes 30 de junio) me la cogí tres veces: mañana, tarde y más tarde (me vine 4 veces, rompiendo un récord que nunca igualé –una vez en Monterrey cogí con dos putas y a una de ellas le arrimé dos palos, por lo que fueron 3 orgasmos en un día– pero de esto contaré en otra ocasión).

Cuando regresé con mi mujer, ésta decidió correr a la secretaria (yo no me opuse) quien demandó a la empresa. De alguna forma, al pagarle, se "cobró" el haberme dado las nalgas.


De secretarias hay otras historias (como 12 ó más)

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De diarios e imaginarios –hermanas–


Es muy caliente el hecho de haberle metido la verga a dos hermanas, mismas que fueron mis nalguitas (o sea: que me las cogí) en más de tres ocasiones: muchas más.

Una de ellas era mi amiga intelectual, con la que compartía conocimiento y cultura.

Una noche, después de acudir a una fiesta en la que bailamos danzón y demás ritmos cachondos, continuamos fajando como locos hasta que le lamí su vagina; ella terminó haciéndome una deliciosa mamada de verga.

A partir de ahí, cogíamos aproximadamente una vez al mes...

Y esto fue así durante un par de años. Ella era una de mis nalguitas (es decir: amiga con derecho a coger).

La hermana (menor) se me ofreció en una llamada telefónica. Sabía perfectamente que me andaba cogiendo a la mayor...

Quería recibir verga y... tuve que darle su atención. La primera vez que cogimos me vine 3 veces en ella. Hecho muy importante de destacar porque esto sólo lo he logrado con otras dos de mis nalguitas.

Muuuuchos años después, cogí continuamente con esta última; lo hicimos más o menos una vez cada 15 días durante unos 5 ó 6 meses.

Aclaro que no cogí con ambas en simultáneo.

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De diarios e imaginarios –Gladis–


Gladis era una cantante de música afroantillana.

Pienso que alguna vez anduvo vedeteando.

Mulata, originaria de Cuba...

Cogimos de una manera extraña...

Acudía yo con frecuencia al bar donde ella actuaba.

Una noche, en la que había muy poco público, decidió sentarse a nuestra mesa...

Casi siempre iba a ese lugar con un amigo.

De repente, sin saber cómo (y como suele suceder en estos casos), ella y yo ya sabíamos que acabaríamos en la cama.

Por motivos que no recuerdo, y aunque, al cierre del centro nocturno, la llevé a su casa, esa noche no cogimos. Establecimos una cita en horas más tempranas para uno o dos días después.

Y allá fui.

Estaba atendiendo ella a una amiga que, creo, tenía necesidad de dinero...

Esperé un largo y angustiante tiempo en el que despachó a la chica.

De ahí, se duchó y salió con un baby doll transparente y, obvio, sin nada abajo...

Introduje mi verga en sus tres orificios disponibles...

Fue una mujer ricurita. Todavía me calientito al recordarla.

De ahí nos fuimos a la muestra de cine.

Yo iba presumiendo a mi vedette.

Después de la función la llevé a cenar y terminamos en su casa en un segundo revolcón por ese día...

Estuvimos cogiendo por unos meses...

Era un mujerón.

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Continuará 

domingo, 10 de noviembre de 2019

Rica ricurita

–de la serie de diarios e imaginarios–

Otro día relataré los inicios de mi relación con V.
Ahora sólo voy a comentar que, en una de mis obras foráneas, los contratistas que generalmente realizábamos los trabajos para una importante transnacional, decidimos llevar, no a las esposas, sino a nuestras respectivas amantes.
Como esto fue ya en el sitio y yo había viajado solo, realicé una llamada telefónica y la compra del boleto aéreo por lo que, a la mañana siguiente, V me alcanzó. Ese día los compañeros de viaje y de trabajo habíamos acordado desayunar con ellas y así lo hicimos.
Así transcurrió todo el fin de semana.
Como yo había llevado auto, nos regresamos por carretera solamente V y yo. Decidimos pernoctar a la mitad del camino y allí, en ese sitio, ocurrió uno de nuestros encuentros más deliciosos.
Comimos carnes y bebimos vino y cognac por lo que, medió entonados y calientes nos subimos a la habitación.
Era una de mis mejores épocas en cuanto a la virilidad...
Cogimos rico. Recuerdo que yo practicaba una técnica de mete saca muy eficaz (muy diferente a lo que se ve en las películas porno) por lo que cogía y cogía y la dama seguía caliente. (Obvio: también yo).
Yo ya me había venido una vez y ella alcanzó varios orgasmos y, después de uno de ellos, fue al baño...
Al regresar, nos dimos un largo beso y después, como ella estaba al lado de la cama, poco a poco fue desplazando su cabeza por mi cuerpo: pasó por mi cuello y pecho (allí me besó tetillas –que tanto me gusta–), después pasó por mi vientre y se posó en la entrepierna.
Inició una deliciosa y antológica mamada de verga. Con sus manos ella acariciaba mi pene y testículos al tiempo que abría los brazos para que mis manos hurgaran y acariciaran sus senos.
Qué chulada de chupada (tan rica ricurita)...
... me vine (fue mi segundo orgasmo) en su boca...

Ahhh... con V cogía más o menos una vez al mes y, después de esta experiencia, ella prácticamente siempre terminaba degustando mi semen.
En otra ocasión contaré cómo fue que comenzamos a coger V y yo, así como las experiencias en Los Ángeles del "club de la llave"...

domingo, 13 de octubre de 2019

Bocas


Recuerdo de tu encanto lo gitana
tus senos bajo encajes clandestinos
re-chupo-casi-muerdo esos pezones
y bajo hacia tus huecos-mis-destinos.

Después de que mi lengua en tu entrepierna
con furia y alegría degustara
los líquidos del sur de la lujuria
quedabas siempre puta fornicada.

Gitana que quisiste mi alimento
ser puta al saborear todo mi sexo
mis dedos seduciéndote los hoyos.

Gitana que quisiste ser mi puta
yo quise degustarte hasta el cansancio.

lunes, 22 de abril de 2019

Reflexión sabatina primaveral

(aunque sea vigilia)

Aunque el pene y la oquedad vaginal son el principio de los complementos, pienso que los dedos toqueteando el pubis no cantan mal las rancheras y ni es tan figurado el sentido, sobre todo si de usar los labios se trata...
Por cierto, la boca ensalivando pezones replica (palabrita de moda) el principio mismo de la vida y... del placer más primitivo.
¡Ah, qué rico es mamar tetas!

Tuve una amiga, por cierto, que no le gustaba que mis dedos le acariciaran la vagina.
–Con el pene lo que quieras... –decía.

Hubo otras, en cambio, a las que les hacía unas deliciosas lamidas: la lengua recorría todos los pliegues vaginales...
Ah, qué sabores tan exquisitos...
También he estado con mamadoras de verga... de ésas que gozan teniendo el cuerpo fálico en su boca.

Otro esquema interesante (para mí, sólo eso: interesante) es el coito anal.
No cabe duda (aunque el pene sí quepa) que el acomodo de la delicia alegre es cogerse a su majestad la vagina.
El culo tiene lo suyo, tal vez el sentir un cierto poder sobre la otra parte (o pareja, en su caso); pero, insisto, coger coger, lo que se dice coger, es, después quizás de varios recorridos lingüis-corpus (de ambas partes), una buena metida de verga en la exquisitez de la vagina, en compañía de la fricción del viejo mete-saca.

Ahora, viagra de por medio, las historias pueden ser las mismas...

Recuerdo una frase sabia de una amiga: "coger todo lo cura".
Y otra frase de otra amiga: "Siento el palpitar en la punta de tu pene" a la que yo le dije: "sangre al fin".

Abril/06/2019

Ornella –divertimento–


Me enamoré de ti antes de pertenecer al arte, a las letras y... a la tomadera...

Caminabas con un desparpajo inusual.
Tu belleza era única. Habías traído de Italia la esencia latina mediterránea.
No quisiste coger conmigo cuando yo estaba en plenitud y rozagante...
Me dijiste sin más:
–Antes me acostaba con cualquier tipo casi que nomás saludándonos pero... ahora no... he cambiado. Soy otra.
Yo me mantuve estoico ante semejante confesión y, obvio, con la erección bajo el pantalón.
¿Que si no te la quería meter?
Pero por supuesto que sí; ya nos habíamos echado un buen faje postbaile. Te había toqueteado esas tetas sin sostén (como buena europea). La verdad no recuerdo si te chupe los pezones o no.
De lo que sí me acuerdo es ps... que no cogimos...

Ahora que te vi un poco mucho con edad avanzada y otro poco mucho con sobrepeso y otro otro poco mucho mucho de tetacáida (y aún sin sostén)... la verdad que ya ni siquiera me excité.

Quién sabe cómo me habrás visto tú.
Esto sin embargo no es relevante para mí porque yo soy el que está contando el cuento.

Creo que hasta ahora me desenamoré de ti. Qué bueno que nos vimos.

Ah, ¿sabes algo? A tu hermanita la Meli... ps a ella sí que no tuve otra alternativa más que... hacer lo que contigo no hice: coger como loco mañana tarde y... hasta ahí, durante dos o tres meses, los que estuve allá en Roma con motivo de mi estancia fugaz.
En las noches no cogíamos porque ella tenía que dormir en la casa de tus papás.

Y ya, acá entre nos, con tu mima la Mela... ps también tuve que hacerle el favor. Con ella sí: de nochecita...

¿Y sabes una cosa?
Siempre que le metía la verga a tu parentela, siempre siempre pensaba que era contigo con quien lo hacía.
Me cae. Mira: por ésta.

sábado, 23 de marzo de 2019

Respiraciones al unísono


No se sabe cómo fue el inicio; parece ser que un aletear de palomas lo originó provocando los intercambios, siempre indescriptibles pero certeros, de miradas sugerentes de distensión y acercamiento.

Poco a poco fueron adoptándose las posiciones requeridas, así como el lento ritual del despojo de objetos y elementos innecesarios para el feliz acontecimiento.
Afuera se avecinaba una tormenta, pero la magnificencia del suceso humano opacaría en definitiva cualquier posible intromisión de índole climática.

El tiempo transcurría con esa lentitud que sólo predisponen las ilusiones y los deseos más auténticos.
Toda labor de reconocimiento fue superada eventualmente y la situación alcanzó un clímax maravilloso, mismo al que sólo se llega cuando se han roto ataduras y prejuicios superfluos en situaciones de verdadera trascendencia.

Llegado el momento en el que la lluvia arreciaba, hacia el interior nada de eso se percibía ni se escuchaba.
La habitación parecía transportarse hasta lugares remotos con presencias místicas.
Todo hacía suponer que las epidermis se fundían por el fuego de la pasión, pero a esta altura ya existía entre los cuerpos una capa sutil, líquida y uniforme que los separaba apenas, permitiendo así deslizamientos sublimes.
Las gotas que chorreaban en la ventana describían perfectamente los recorridos sinuosos de los sudores interiores entremezclados. Entonces, cuando la lluvia golpeaba los cristales, los desplazamientos acuíferos externos competían sin saberlo con el líquido que resbalaba entre las porosidades; lo anterior debido al correcto manejo de las temperaturas producidas por las actitudes seductoras.

El tacto era por mucho, más importante que la apreciación visual ya que las miradas vidriosas y obnubiladas mantenían, en determinadas circunstancias, tan cerca las formas lúdicas que incluso se producían ciertas distorsiones ópticas.

Hubo un lapso en el tiempo, bastante prolongado por cierto, en el que los jadeos y las respiraciones parecían entrecortar el ambiente debido a que manifestaban, al unísono, un despliegue rítmico parecido a percusiones selváticas. No existía mejor música para el deleite de los espíritus.
Tampoco había sabores más penetrantes y sublimes que los que iban apareciendo a cada instante, producidos por los recorridos corpóreos, cuyas jugosas sustancias, envueltas en el misterio de extravagantes aromas, cerraban el placer de los sentidos.

Mágicamente la lluvia cesó, al tiempo que las almas inquietas finiquitaban casi toda la labor física. Los profundos suspiros fueron anunciando uno a uno la plenitud de la satisfacción alcanzada.


Hélices y espirales en 'crescendo'


Gira el ventilador en la parte alta de la habitación al tiempo que los amantes retozan.
El ambiente se ha imbuido de extrañas sensaciones, no por desconocidas, sino por su fuerte y lúdica presencia, las que hacen del momento una de esas magnificencias en la intemporalidad.

Intervalos entre horas y... orales han generado desplazamientos corpóreos en recorridos inciertos de tan tiernos, como el sentir intrínseco de la humedad producida por objetos u órganos exprimidos.

Expertos testigos sempiternos del placer, los mismos que comparten lugares y, esporádicamente, ropajes, conformantes de las intimidades que se engarzan cual sonoridad barroca en un 'incontro' entre alientos, percusiones y metales.
Melódicos contrapunteos que encienden e impregnan el espacio, a manera de espirales o rehiletes inversos ante el mismo viento y que, a su vez, en los opuestos-complementos, armonizan la inmensidad de la obra conjunta.

Conjuros comunes y tácticas de antaño en cuanto a entregas y predisposiciones, generan modernas y sutiles diferencias, manifiestas en las delicias que experimentan y paladean, entre alientos y secreciones, las dos humanidades partícipes.

Parecen manantiales de luz y de sonido que alimentan el contexto así como, una vez más: las oquedades, en el destino certero del placer: la genitalidad.
Genialidad que aflora en las actitudes y alimenta los placeres.
En las aspas del abanico se ha reflejado el encuentro de un rostro y la entrepierna: labios llenos que, en instantes recurrentes, degustaron.
Debutante y ocurrente percepción, deliciosa, una vez más, de tan tierna.

Los amantes pues que retozaron en ‘crescendo’, ahora reposan.